LEYENDA DE LA PAMPA DE LA CULEBRA

 
La leyenda es la narración oral que se ha transmitido de generación en generación a través del tiempo; en ella se encuentran hechos fabulosos que acontecieron en tiempos muy antiguos y que de ellos solo se tiene vestigios o restos con alguna característica histórica que el tiempo se encarga de conservar para la posteridad.

En la Sierra norte peruana, oculta entre los Andes de halla situada la ciudad de Cajamarca; es pequeña y dormida en un muy extenso valle de matizado verdor. En este ambiente, muchos siglos antes que la conquista inca le abrazara, se formó la confederación tribal de los Caxamarcas; vivían estos en la más grande paz y unión, dedicados al pastoreo y al cultivo de la tierra, labrando una civilización que murió en sus prístinos albores.

Cierta vez, cuando se acercaba el tiempo de las cosechas los dioses de la selva quisieron mostrar su poderío, enviaron de lo más hondo y enmarañado de sus lares una serpiente que al trepar la cordillera adquirió dimensiones gigantescas y tornase feroz e invulnerable. A su paso devoraba sembrados, árboles, hombres y animales, dejando sólo ruina y desolación.

Un día los Caxamarcas vieron que las aves del cielo huían del oriente y que a la luz del Sol había tristeza, entonces los adivinos dijeron que tales sucesos eran presagios de que el formidable monstruo se encaminaba hacia la ciudad.

Cundió el pánico entre los moradores, como se extiende el viento en la puna y abandonaron la comarca dejando sus chozas abrazados por el fuego. El curaca reunió a sacerdotes y ancianos en asamblea y enviaron un gran ejército a vencer a la serpiente; fracaso completo: Todos los guerreros desaparecieron devorados por la culebra. Y el Curaca sintió miedo y fuese al campo a implorar ayuda a los dioses. De una choza solitaria salió un anciano que llegando hasta la colina en donde oraba el Curaca, miró las chacras doradas, los árboles, la ciudad, las flores silvestres; miro el oriente y dijo así al jefe indígena: “Señor te hablo en nombre de los dioses a quienes imploras. La Serpiente devorará los frutos de nuestra tierra, asolará la comarca, teñirá con nuestra sangre el agua de los manantiales, si tú no les ofreces en holocausto a tu hija, que en estos momentos mama la leche de su madre”.

Volvió el profeta a su cabaña el Curaca reprimiendo su dolor contó a los sabios el mensaje divino y ellos inclinaron la cabeza en señal de cumplimiento de la voluntad suprema.

Rodeado de ancianos, sacerdotes y hechiceros, marchó el Curaca con su hija en brazos sobre las cumbres, contra el viento helado de la puna, entre los pastizales hacia el lugar donde se encontraba la culebra, mientras los tambores estremecían los horizontes.

Dormía la serpiente envuelta en una colina; con el ruido de los tambores despertó desenvolviéndose, cuan larga era, en actitud de ataque.

Fue entonces cuando el Curaca se adelantó con la niña en las manos hacia la serpiente, más al instante en que ésta iba a tomar en sus temibles fauces a la pequeña se nubló el cielo y cayó un rayo, el animal retorciéndose desesperado, derrumbado enormes moles de rocas con su cola y quedó convertida en una gran pampa sobre la cual creció el Ichu. No satisfechos los dioses de los Caxamarcas transformaron al reptil en una puna helada, la han azotado a través de los siglos con airadas tempestades de rayos, evitando así que la pampa se torne nuevamente en serpiente y avance a destruir la ciudad.

Estas narraciones oyen los viajeros entre Cajamarca y Celendín, los cuales tienen diversas interpretaciones, pero siempre se trata de la serpiente cuya cabeza esta en dirección de la ciudad de Cajamarca. Hay que advertir que como confirmación de la leyenda esa pampa es un verdadero pararrayos, pues en las estaciones de lluvia caen allí, y sobre la serpiente innumerables rayos. Esta pampa pertenece a la hacienda de Polloc.

La región de los Chachapoyas fue el centro de una dominación respetable sus hombres fueron aguerridos y aficionados a las conquistas haciendosé notables por su valor y talentos militares.

Es probable que en sus invasiones guerreras, atravesando el Marañón llegasen hasta el reino de los Caxamalcas, sosteniendo con estos terribles combates de ataques y defensas.

Aquí habla la tradición:

Hoy a cinco leguas de la ciudad de Cajamarca, siguiendo el camino de Chachapoyas, una altiplanicie en forma de rectángulo que se halla Probablemente a mas de 6000 metros sobre el nivel del mar; pertenece a la hacienda de Polloc y es conocida con el nombre de "Pampa de la Culebra". Cuentan viejas leyendas que habiendo pecado los Caxamalcas resolvió Dios castigarlos e hizo venir del otro lado(señalan el oriente) de la montaña una enorme serpiente Para que los devorasen; esta serpiente caminaba en dirección a la ciudad, cuando aplacado Dios por los ruegos de los arrepentidos Caxamalcas envía sus rayos que mataron al enorme reptil que se arrastraba en la pampa de Polloc. El cadáver del monstruo quedo tendido a lo largo de la pampa y hasta hoy se ven sus restos cubiertos por la tierra, y en efecto, el viajero descubre tendida sobre la altiplanicie la figuras de una enorme serpiente de tierra que la forma un montículo que con ondulaciones varias sale de un extremo y se pierde bien lejos en una extensión de mas de 400 metros. Hay que advertir que como confirmación de la leyenda esa pampa es un verdadero para - rayos pues en las estaciones de lluvia allí, y sobre el montículo de la leyenda muchas veces, innumerables rayos. Es probable que semejante fenómeno a de tener por causa la constitución geológica y mineral del terreno. ? Cómo interpretar semejante tradición?

Las invasiones de los Chachapoyas parece que estuvieron simbolizadas en ella. Los continuos ataques que estos hicieron a los Caxamalcas llegaron un día hasta las cercanías de la ciudad de Cajamarca. Probablemente la ultima invasión fue la más numerosa y más terrible; los Caxamalcas lo atribuyeron a castigo por sus crímenes y, como todos los pueblos dominados por ideas antropomorfas, a la venganza de los dioses irritados. Con todo, las plegarias y los sacrificios no cesaron mientras sus pobladores salieron a impedir la invasión. En la pampa de Polloc tendría lugar el reñido combate tal vez entre los estruendos de una tempestad horrorosa y al fin los Chachapoyas, vencidos, huyeron dejando innumerables muertos sobre el campo. La fosa común abierta a lo largo de la llanura y cubierta con los despojos de los vencidos. Cuando los grupos de victoriosos indios llegaron a Caxamalcas, atribuyeron el triunfo al socorro de sus dioses aplacados por las plegarias, supusieron que éstos los habían favorecido en medio de la tempestad con el poder de sus rayos y que era debido a la protección celeste la destrucción de los invasores de la serpiente que trataba de destruir Caxamalca. Mas tarde los invasores de la serpiente (Chachapoyas) ya no fueron sino la invasión de la serpiente y entonces sobrenaturalizando el acontecimiento llega a pulirse la leyenda y se presento tal cual la relata en el día los indios viejos de los fundos circunvecinos a Polloc todavía convencidos de la verdad de lo cuentan. Los Chachapoyas eran celebres por su culto a la serpiente y es probable que los llamasen los adoradores de la serpiente. En sus estandartes guerreros, en sus dibujos, en los bajorrelieves de sus fortalezas (Kuelap) predomina la serpiente.

Cuando tuvo lugar la invasión a Caxamalcas es natural que fueran conocidos más que por el nombre de su procedencia por el de su culto y a sus invasiones las llamasen "las invasiones de los adoradores de la serpiente o invasiones de la serpiente". En el lenguaje de las naciones barbaras, el medio de designar tribus y naciones enteras es señalarlas por el nombre de su culto principal.

Pero aún hay mas, la adoración de la serpiente se impuso a los Caxamalcas; el Dios de los invasores, castigado, entró no obstante al panteón de los Conchucos, tuvo su culto y sus adoradores; este fenómeno de la adoración del culto y de las divinidades de los enemigos no son raras entre los pueblos primitivos. "El Dios vencido no se venga Si se le tributa homenaje", es algo así como el Arimanes persa a quien hay que considerar como el Siva indio a quien hay que sacrificar, o como el Satán de los Católicos a quien (Los indios creían y creen aun en el día) se le debe aplacar.

Y que los Chachapoyas se hicieron celebres por el celo de sus creencias, lo confirma la historia y la tradición. "Estos Chachapoyas adoraban culebras y tenían el ave cuntur (cóndor) por su principal Dios" lo dice el inca Garcilazo de la Vega en sus comentarios reales de los incas. Cuando los españoles llegaron a Caxamarca el 24 de setiembre de 1535, pudieron admirar entre las construcciones de la ciudad el santuario de aquella extraña divinidad en el salón privilegiado llamado de la serpiente. Jeréz, testigo ocular, nos lo dice: "El mensajero de Atahualpa dijo: El inca te envía a decir... Que le aderezasen un aposento de los de esta plaza, donde el pase, que sea una casa que se dice de la Sierpe, que tiene dentro una Sierpe de piedra".

El Dios de los Chachapoyas, al contrario vivía en olimpo de los Caxamalcas, y es digno de atención este culto de las culebras. En México domina este culto, se extiende en centro América, entre los moquies y su zuñiez, tiene sacerdotes y templos, baja y como reptil de la adoración se arrastra sobre los reinos de los muiscas y de quiteños, penetra por la costa y sierra del norte y solo se pierde y debilita por el centro del Perú. Y esto no obstante en los monumentos preincaicos domina como figura principal. E n la ruinas del tihuanaco se le encuentra, en los restos de construcciones monolíticas del sur, se le halla también. Actualmente se exhiben en nuestro museo histórico dos piedras grandes paralelopipedos donde el grabado de la serpiente es la figura dominante.

No son extrañas las manifestaciones de este culto a un entre los propios incas. El sol reinando como el Dios soberano, no lo extingue, al contrario en el panteón del Cuzco existe la serpiente, cobijada bajo el Coricancha como el abrigo del astro rey. Sin querer se copia la naturaleza haciendo que el calor de sus rayos la hermoseé. Cuando los incas emprenden las conquistas del norte del Perú siguiendo su política sabia, conservan las tradiciones de los pueblos vencidos, respetan sus dioses hasta toman parte de sus culto.

Los Chachapoyas al ser sometido tiene el privilegio de adorar a sus culebras y por valerosos y heroicos son respetados. Hasta se les asigna en el Cuzco un lugar Para su habitación en Coricancha. Los chimus se hicieron notables también por su culto a las culebras y es probable que este culto existiese atendido y respetado por los Quiteños. Recordemos aquella tradición tan generalizada que preso Atahualpa después de su derrota en Tumebamba se escapo de la prisión convertido por su padre el sol, en culebra.

Y yendo más lejos como lo explicaría la tradición famosa del combate de Mayta Capac con la serpiente monstruosa de los Andes; ?No ocultara alguna guerra política - religiosa habida en el origen del imperio?. Y el hecho fue notable por que el inca tomo el nombre de Amaru que significa serpiente, hizo grabar sobre su querara (escudo) la figura del reptil y los quipus que se inventaron en su tiempo por el amauta Illa conservaron el recuerdo de este hecho.

LA LEYENDA DE LA PAMPA DE LA CULEBRA  OTRA VERSION


El curaca de Cajamarca tenía una hija muy hermosa, admirada y Pretendida por todos cuantos tenían la dicha de admirar su belleza. En cierta oportunidad, atraído por la fama de la doncella cajamarquina, llegóA estas tierras el hijo del poderoso curaca de los chachapoyas, apuesto doncel Acompañado por un numeroso séquito, quien llegando hasta el soberano de Cajamarca le entregó el preciado regalo que le remitía su padre y además le Expuso su intención de casarse con la princesa. El curaca, cautivado por la donosura y arrogancia del noble joven chachapoyano, lo alojó en el mejor de sus tambos, dentro del palacio de Chiquichancay, dispensándole el mejor de los tratos. El pretendientePermaneció en estos parajes por espacio de un año, tiempo que aprovechó Para seducir a la hija del curaca sin cumplir su ofrecimiento matrimonial. El padre, ante la ofensa inferida, dispuso la prisión del joven y de su Séquito en las obscuras mazmorras de una prisión. Uno de los miembros de La comitiva, pudo escaparse para llevar la infausta noticia al jefe de los chachapoyas, quien enterado de los acontecimientos armó una poderosa Expedición punitiva, con el objeto de liberar a su hijo y castigar al orgulloso Líder cajamarquino. El soberano de los caxamarcas, informado de la expedición, tomó los Aprestos pertinentes para rechazar a los invasores y luego de invocar la Protección de los dioses, marchó al frente de sus ejércitos al encuentro de Las tropas enemigas. El sitio denominado Chaquil sirvió de escenario a un sangriento combateque al atardecer se definía a favor de las belicosas tropas de los chachapoyas. En estas circunstancias, el curaca de los caxamarcas invocó nuevamente laprotección del dios Ninayacu, quien compadecido de la muerte de sus súbditosenvió en su defensa al dios del Tragadero.Mientras tanto, los chachapoyas también recibieron la protección de susdioses, los mismos que ayudaron a sus fieles convirtiéndolos en una gigantesca culebra que avanzaba inconteniblemente, diezmando a las huestes cajamarquinas que llenas de pavor se aprestaban a la huída. En ese preciso momento, el dios del Tragadero, convertido en rayo flamígero, cayó sobre la cabeza de la inmensa culebra fulminándola instantáneamente. El cadáver de aquella sierpe forma en la actualidad la Pampa de la Culebra, ubicada cerca al distrito de la Encañada, a unos 35 Km de la ciudad de Cajamarca.